León, el Reino del Tapeo
Museos, monumentos, palacios, una Catedral que hipnotiza con solo mirarla y un ambiente de hospitalidad como solo ellos ofrecen. León es historia y cultura; pero también son calles llenas de tascas, bares y cervecerías en las que algunos de sus muros -esos que suman siglos y cuentan muchas historias- son murallas romanas o medievales. León es patrimonio, y también gastronomía, pero, sobre todo, es sorpresa… Es sinónimo de historia bien conservada, un atractivo insuperable al que se une la mejor gastronomía.
Da igual que rasque o que nieve a esgalla, que en León si cae una helada, cae una pelona, y aún así todo el mundo se va de cortos… Y se va de tapas. Y entre arte y tascas, saludos hospitalarios inconfundibles… Que un leonés no dice hola, dice “¡Qué pasa!”. Cuenta la coplilla que “hay en León tabernas tantas que su número espanta”. Y es que si hay un lugar donde tapear es un arte ese es en esta ciudad de reyes que atesora – ¡ahí es nada! – tres denominaciones de origen, ocho indicaciones geográficas protegidas y cinco marcas de garantía. Y es que, como diría un buen leonés “¡Me quedo pasmao!”.
Cocido Maragato, Olla Berciana, Lechazo Asado, Ancas de rana a la baezana, picadillo y varias preparaciones con trucha, como la sopa y la trucha frita o Bacalao ajoarriero; junto con una gran tradición de embutidos, cecina, morcilla (sin arroz ni piñones, solo con sangre y mucha cebolla), chorizo, jamón o lomo son algunas de las delicias de las que se pueden disfrutar en medio de siglos de historia. No se debe olvidar, además, la cultura vitivinícola – ¡Que en León se come, pero también se bebe! – ya que la región está amparada por dos Denominaciones de Origen, D.O. León y D.O. Bierzo, lo que ofrece una cuidada selección de vinos para todos los gustos.
Y si hay algo típico en León que conjugue toda esta variedad y que sea la máxima expresión del mestizaje perfecto entre gastronomía y cultura, es el buen hacer de ‘salir de tapas’. Esta tradición, que tiene una larga historia de costumbres y recetas, alcanza su máxima expresión en el Barrio Húmedo y Barrio Romántico, muy cerca de la Plaza Mayor. Subiendo por la Calle Ancha desde la Casa Botines hacia la Catedral, el primero se deja saborear a mano derecha y el segundo se antoja a la izquierda. En este último se encuentran algunos de los monumentos más representativos de la ciudad, como el Palacio de los Guzmanes, la Basílica de San Isidora o la mismísima Catedral. El Barrio Húmedo, a cuyas puertas está uno de los únicos tres ejemplos de la arquitectura de Gaudí fuera de Cataluña, el Palacio de Botines, alberga palacios como el del Conde Luna, el de Don Gutierre o calles con el viejo comercio tradicional. En esta zona se encuentran los establecimientos de tapeo más populares de León. Es, por ejemplo, en la Plaza de San Martín donde se va a degustar la tapa de morcilla del lugar, cecina, embutido, mollejas… Por si fuera poco, también fuera del casco histórico, en mitad de muchas otras atracciones leonesas, se puede degustar el arte del tapeo.
En definitiva… León es saborear una ciudad envolviéndose en la historia.
Fotografías: Miguel A_Munoz Romero – RV Edipress