El Citroën CX permanece en nuestro imaginario como un coche imponente, largo y a la vez muy bajo, un coche que se salía de lo normal y llamaba la atención allí por donde pasaba. Este año es el 40 aniversario de la fabricación de la primera unidad, y queremos rendirle un sincero homenaje en este espacio.
Como sabéis, el Citroën CX es un mito en la marca, y se presentó en el Salón del Automóvil de París de 1974, donde fue considerado un coche audaz y con estilo, y capaz de dar una respuesta creativa a los problemas de su época. Consiguió marcar hitos como el motor diésel con turbo compresor, o el confort de su muy reconocible suspensión hidroneumática. El confort, la ergonomía y el comportamiento en carretera, además de su capacidad para transitar por “firmes difíciles”, le reportaron premios como “Coche del Año en Europa”, el “Premio a la Seguridad” y el “Award Auto Style”.
Seguramente ya habráis leído infinidad de información sobre cómo era esta berlina de 4,63 metros de longitud, primera de su clase (y primer modelo Citroën) en incorporar el motor diésel, y que cuenta como característica principal su ajustada aerodinámica, de la que le viene el sobrenombre CX, y la suspensión hidroneumática. La cantidad de elementos tecnológicos incluidos en este coche y su popular imagen lo hicieron un éxito comercial vendiéndose más de 1,2 millones de unidades hasta 1991.