Ser emocionalmente inteligente significa que tienes más probabilidades de tener un alto rendimiento, estar comprometido con lo que haces, sentirte satisfecho con tu trabajo y estar de buen humor en el trabajo. Traducido a la práctica, las personas emocionalmente inteligentes dominan cuatro elementos: autoconciencia, autogestión, conciencia social y gestión de relaciones.

La personas con inteligencia emocional se diferencian del resto porque ante situaciones adversas tienen claro:

Puedo manejar esto
¿Cuántas veces has sentido que algo se te escapa y has sido incapaz de tomar la decisión que has visto poco tiempo después al estar más tranquilo? Esta frase implica que sabes autocontrolarte cuando haya un exceso de perturbación, ansiedad, ira o cualquier elemento que te saque de tu paz y serenidad.

Yo puedo mejorar y tú también puedes
Cuando hablamos de mejorar somos conscientes que estamos muy lejos de saberlo todo. Podemos aprender de cualquier situación, así que una actitud positiva y saber gestionar las situaciones en las que no tenemos el control implica una gran inteligencia emocional.

Tengo estos pensamientos porque…
El autoconocimiento es clave en la inteligencia emocional. Saber de dónde viene lo que pensamos nos hace retroceder hasta la raíz y actuar en consecuencia. Comprender las emociones nos hará tener pensamientos y actos que manejamos, dejando así de lado los comportamientos llenos de ira o de acción-reacción de los que luego solemos arrepentirnos.

Lo entiendo y me preocupo por ti
La empatía es la reina de la conciencia social. Si todos los seres humanos tuviéramos la capacidad de ponernos en los zapatos de los demás, o al menos intentar imaginar su situación, actuaríamos de manera totalmente diferente. No sabemos la guerra que puede estar luchando una persona, así que ser cercanos y no juzgar nos ayudará a todos.

¿Qué pasaría si intentaras hacerlo de esta manera?
Siguiendo en la línea de la empatía, buscar una perspectiva diferente sobre todo tipo de situaciones, tanto para uno mismo como para los demás, hace que tengamos más herramientas para afrontar cualquier cosa.

Podemos resolver esto
La gestión de relaciones es vital es un planeta con más de ocho billones de habitantes. El trabajo en equipo y la gestión de conflictos implica poner la brújula en la solución, no en el problema, y hacerlo ver a los demás. Si en lugar de situarnos en la queja nos centramos rápidamente en la solución habremos ganado un tiempo fundamental.